La Gran Mentira de la Agricultura

por ®Salud Ancestral

Lo que nos han vendido durante décadas como una gran maravilla nutricional y un gran avance social y científico, la moderna agricultura extensiva e industrial, una de las supuestas grandes conquistas humanas del siglo XX, ha demostrado en la pésima salud pública de la humanidad de hoy ser una de las más grandes y peligrosas mentiras jamás dichas al público. No es exagerado decir que la agricultura moderna nos mata lentamente.

Cada vez que un supuesto avance como estos sale a la luz, se promocionan sin más sus grandes bondades. Propagandas y anuncios por todo lado promueven las bondades de la soya, el maíz, los aceites vegetales refinados, los alimentos transgénicos. Muy nutritivos, económicos, saludables y de avanzada, dice la falsa propaganda, hasta que todo el mundo la cree y se instala como algo normal en la cotidianeidad. La realidad es que estos alimentos solo son baratos, nada más. No presentan las cualidades que se promocionan, sino que al contrario resultan ser nefastos para la salud y para el medio ambiente.

Desde hace décadas, en que esta agricultura industrial se volvió la regla a escala mundial a partir de leyes propiciadas inicialmente por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos con el fin de producir rápidamente a bajo costo y vender masivamente productos artificialmente producidos con químicos venenosos en grandes extensiones de Tierra, la salud de la humanidad no ha hecho más que decaer en todos los sentidos. Enfermedades antes raras o desconocidas se volvieron una plaga, cáncer, enfermedades del sistema circulatorio y nervioso, trastornos digestivos graves y muchas más se volvieron pan de cada día principalmente a partir de la popularización de este sistema agrícola moderno.

El gobierno de Estados Unidos a través de la compañía química Monsanto, que está a la vanguardia misma de todos los pesticidas químicos tóxicos y de las semillas alteradas genéticamente, trata por todos los medios de imponer ese sistema en todos los demás países, exportando su pesticida cancerígeno Roundup hecho a base de glifosato, un químico muy potente que intoxica gravemente a hombres y animales y mata la vegetación, e imponiendo normatividades sobre las semillas nativas con el fin de reemplazarlas con las suyas propias transgénicas y patentadas de las cuales pueden sacar enormes utilidades. Monsanto es una compañía que originalmente fabricaba armas químicas usadas en las guerras foráneas de Estados Unidos durante décadas y ahora se dedica al negocio de la agroindustria, esto de por sí debería ya ponernos en alerta máxima. Además se sabe que estos pesticidas de Monsanto y otros son una de las principales causas de la masiva extinción de abejas que estamos viviendo, lo cual además del daño generado a estos animales tiene consecuencias catastróficas para la supervivencia de la vida sobre la Tierra. Por todo esto, lo anterior representa un enorme peligro para la salud pública y es algo sobre lo cual debemos tener pleno conocimiento y estar alerta ya que atenta contra nuestra salud y nuestras libertades civiles.

Tenemos que tener en cuenta que aunque el ser humano conoce y practica en muchas latitudes la agricultura hace miles de años no era esa la misma agricultura que tenemos ahora, sino un tipo de agricultura no industrializado, no extensivo y orgánico.

Estos factores determinan por completo si ésta es o no es nociva para la salud y el medio ambiente.  Es decir, la agricultura en sí no es el problema, sino la manera de hacerlo. La agricultura industrializada, que usa grandes maquinarias, petroquímicos y pesticidas y es realizada de manera extensiva es completamente antinatural, tóxica y devastadora para los ecosistemas naturales. Tales prácticas acaban con los suelos, con las especies vegetales y animales en el lugar de las siembras y a su alrededor, desbalancea totalmente los ecosistemas al ser monocultivos, genera más plagas y por último al llegar al consumidor el alimento producido con estas prácticas un alimento pobre en todos los nutrientes, contaminado con multitud de químicos y metales pesados y por tanto muy nocivo para la salud a corto, mediano y sobre todo a largo plazo. No es raro encontrar millones de personas que padecen las más graves enfermedades como consecuencia de la intoxicación lenta que produce ingerir alimentos convencionales tratados con estos químicos en su cultivo.

Por otra parte y no menos alarmante, millones de hectáreas de bosques nativos a lo largo y ancho del mundo e incluso de la Amazonía han sido y son arrasados hoy para sembrar enormes monocultivos de soya especialmente pero también de trigo, maíz y otros cereales y granos que pueden ser sembrados y cosechados con las modernas técnicas industriales, usando toneladas de pesticidas y produciéndolos rápidamente a bajos costos.

 

Podemos por tanto afirmar lo siguiente:

Si la agricultura es extensiva es extremadamente dañina para la salud y para el medio ambiente.

Si la agricultura no es orgánica es extremadamente dañina para la salud y para el medio ambiente.

Si la agricultura es industrial es extremadamente dañina para la salud y para el medio ambiente.

Si la agricultura usa semillas transgénicas es extremadamente dañina para la salud y para el medio ambiente.

 

En cualquier caso, la agricultura no es tan necesaria como nos han hecho creer. Durante cientos de miles de años la especie humana vivió y sobrevivió sin agricultura, solamente con su dieta frugívora natural de frutas, hojas, semillas y nueces. De eso no hay discusión alguna, la fisionomía misma humana no deja cabida para duda. El ser humano es frugívoro y esa es su dieta original natural. Cualquier otro alimento introducido es una alteración de la dieta natural humana. Esto lo tratamos extensamente en el artículo La Dieta Natural Humana.

Por tanto, dentro de esta dieta no solo no se encuentra la carne y los derivados animales, sino que mucho menos granos y cereales como el trigo, el arroz, el frijol, la papa y mucho menos la soya. Estos son productos añadidos miles de años después con el desarrollo de la agricultura y ciertamente no son necesarios para la nutrición ni salud humana y muchas veces son más bien nocivos, en especial como se cultivan hoy. Aun en estado natural son muy altos en carbohidratos, inhibidores enzimáticos y otros anti nutrientes. La única manera de volverlos realmente saludables es fermentándolos y transformando así su misma composición.

Por eso introducir estos alimentos en la dieta, así como la cocción no es un avance en realidad como nos lo tratan de hacer ver sino por el contrario, es un gran retroceso nutricional.

Sin embargo, la agricultura si es hecha adecuadamente, con ética y siguiendo en lo posible las leyes naturales no tiene nada de malo en sí misma. Durante milenios la humanidad consumió productos agrícolas como estos cultivados ancestralmente sin ningún perjuicio para su salud. Pero este no es el caso de hoy día. Desde la Segunda Guerra Mundial hemos estado consumiendo alimentos totalmente contaminados con petroquímicos, pesticidas, fertilizantes, herbicidas entre otros, alterados de todas las formas posibles, incluso genéticamente, lo cual es mucho peor aun, y de todo ello vivimos ya hoy sus consecuencias, una salud general totalmente deteriorada a lo largo y ancho del mundo.

Depender únicamente de máquinas y de químicos en cualquier campo sin duda es una pésima opción en todo sentido. Se niega así la conexión natural y humana, y nos volvemos esclavos de la industria con toda su capacidad destructiva y deshumanizante. Perdemos así con ello toda conexión con el mundo natural, del cual depende nuestra salud totalmente, y con ello también nuestra humanidad.

Lo mejor que podemos hacer por tanto es evitar estos alimentos producidos con agricultura industrial, en especial la soya y el trigo, poderosos alergenos con multitud de contraindicaciones para la salud, y provenientes de esta agricultura industrializada. Igualmente es importante evitar por completo los aceites industriales refinados provenientes de cultivos de soya, maíz, canola, girasol etc. . y utilizar aceites ancestrales naturales como el de coco, oliva, ajonjolí o linaza.

Comprar en lo posible alimentos provenientes de agricultura orgánica es un gran paso sin duda. Esto elimina de nuestra dieta la enorme carga tóxica de los alimentos convencionales repletos de contaminantes. Además apoya al productor independiente y consciente directamente, al que cultiva orgánica y ancestralmente, con cuidado con los alimentos, la tierra y la salud de las personas. Esto ayuda a acabar poco a poco con el gran monopolio de la industria agrícola. En todo caso ya hoy en día es posible conseguir muchos alimentos de todo tipo orgánicos y biológicos hasta en los grandes supermercados, los cuales a veces dedican secciones enteras a ellos. Esto muestra que la demanda de orgánicos ha ido creciendo mucho en estos años y se ha popularizado dado que la gente ha tomado consciencia de las grandes implicaciones de la agricultura industrializada sobre el medio ambiente y su propia salud.

Resulta ideal tener un espacio donde cultivar una parte de nuestros alimentos. Esto es perfectamente posible tanto en el campo como en la ciudad. En la ciudad si tenemos jardines en nuestras casas podremos cultivar allí diversas hortalizas, bayas y hierbas medicinales. Pero aun si no lo tenemos con un pequeño espacio que destinemos iluminado con luz natural y materas o jardines colgantes podremos tener una pequeña huerta. Esto nos da un control total sobre qué sembramos y como lo hacemos, pudiendo cultivar pues nuestros propios alimentos orgánicos, o bueno una parte de ellos al menos.

Debemos ser conscientes que la industrialización a pesar de sus beneficios y las comodidades que aporta ha implicado una profunda involución para la humanidad. La desconexión con la naturaleza y su alteración no vienen libres de consecuencias. Hemos contaminado profundamente la tierra, las aguas y nuestros cuerpos, haciéndonos padecer cada vez más y más graves enfermedades. Así mismo estamos contaminando las fuentes de alimentación y bebida y la tierra donde crecen estos alimentos.  Aparte de eso la contaminación del aire y auditiva generada por las grandes maquinarias afecta también nuestra salud y calidad de vida. Y también dañamos a todos los animales y la vegetación que vive en los habitats de cultivo agroindustrial y sus alrededores. Por tanto tenemos la opción de volver a las prácticas naturales y ancestrales y así neutralizar toda esta cadena de enfermedad, devastación y caos generada por la moderna industrialización del campo. Realmente está en nuestras manos.

 

Fuentes de consulta

 

-Articulo sobre los enormes peligros de los pesticidas del portal médico Discovery Salud: https://www.dsalud.com/reportaje/los-pesticidas-mucho-mas-peligrosos-de-lo-que-se-reconoce/

 

-Portal muy completo del Dr Mercola sobre noticias relevantes de Monsanto y alimentos transgénicos: https://transgenicos.mercola.com/

 

-Sin Trigo Gracias, libro del cardiólogo William Davies

 

-El Secreto de los Carbohidratos, libro de Sacha Barrio Healey

 

-Historia de Monsanto- http://www.revistalacomuna.com/internacional/bayer-monsanto-imperialismo-alimentario/

 

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¿Comer Gourmet es Sano?

 

por ®Salud Ancestral

 

Algunas personas creen que comer gourmet es sinónimo de comer saludable. Pero esto es solo cierto parcialmente, o más bien depende de lo que entendamos por comida gourmet.

Si por comida gourmet entendemos productos de la más alta calidad, orgánicos, producidos artesanalmente de manera responsable y nutritivos, entonces ciertamente sí lo es.

Sin embargo, la definición de gourmet suele ser mucho más amplia. A veces denomina a productos alimenticios costosos o algo escasos, pero no necesariamente orgánicos, producidos artesanalmente, ni nutricionalmente adecuados para el ser humano.

Lo gourmet suele ser considerado una exquisitez gastronómica, algo exclusivo, y con frecuencia de mayor precio que la comida convencional. Es por tanto una especie de lujo, algo apreciado por las minorías o bien algo que no se come todos los días.

La comida gourmet es un deleite para el paladar y los sentidos, comida para tomarse su tiempo y disfrutarla al máximo. En este sentido puede ser muy saludable, debido a que se come despacio, se saborea bien y se suele estar en buena disposición y relajado para disfrutar de ella, lo cual favorece mucho la digestión por supuesto. En tiempos tan acelerados como los modernos, no es algo de poca importancia tomarse un tiempo para uno mismo, para disfrutar en completa calma del placer de comer.

Estos alimentos pueden encontrarse frecuentemente en la base de dietas de poblaciones saludables y longevas como la mediterránea, o ciertas tribus del Himalaya, los montes caucásicos o el Sur de Asia.

Algunos alimentos catalogados como gourmet bastante saludables son por ejemplo el aceite de oliva, el aceite de coco, la sal rosada del Himalaya, el vino tinto, las bayas de goyi, las aceitunas, el chocolate negro, el vinagre balsámico y algunos tipos de nueces como por ejemplo las nueces pecan o los pistachos.

Cada uno de ellos tiene propiedades importantes para la salud, que los diferencian de otros más extendidos como por ejemplo los aceites industriales de soya, canola, girasol etc., la sal industrial de mesa, el chocolate convencional de leche, el vinagre blanco, el maní, etc. Así pues, no son solo exquisiteces de la cocina sino a la vez alimentos con propiedades nutricionales únicas.

Por supuesto hay variedades y calidades de algunos de estos alimentos gourmet, por ejemplo los vinos y chocolates. Por tanto resulta conveniente informarnos previamente sobre el origen y la calidad de ellos.

Algunos endulzantes como la miel orgánica, la miel de yacón o de agave, o el azúcar de coco pueden ser considerados gourmet, toda vez que son productos artesanales, ancestrales, con destacadas propiedades nutricionales y exquisito sabor. La miel puede ser considerada de hecho un alimento completo en sí, y no solo un endulzante, repleto de enzimas, vitaminas y minerales.

También hay otros alimentos gourmet que podríamos decir que tienen algo de saludable, si se consumen en cantidades moderadas, como el pan alemán o el pan artesanal hecho con masa madre, las cervezas artesanales y algunos tipos de quesos lácteos crudos curados y añejos, o de fuentes vegetales como el queso de almendras.

Hoy día y debido a que las harinas convencionales con gluten, en especial la de trigo genera tantos problemas de salud para muchas personas, encontramos alimentos hechos a base de harinas especiales, por ejemplo harina de coco y harina de almendras que también son alimentos más saludables, exclusivos y gourmet. Se pueden encontrar hoy en día en tiendas naturistas y supermercados gran variedad de galletas, tortas, pastas y demás alimentos hechos con este tipo de harinas.

No podemos olvidar también que algunos restaurantes ofrecen comida gourmet, es decir preparaciones que incluyen algunos de estos ingredientes exclusivos y de alta calidad. Así pues, por ejemplo, restaurantes de comida italiana ofrecen pizzas o pastas con ingredientes tales como aceitunas, alcachofas, espárragos, rúgula y otros considerados gourmet, aunque la masa base de la pizza o el espagueti sean los comunes y corrientes. En algunos restaurantes ofrecen opción también a sus clientes de masas especiales sin gluten, añadiendo así más elementos gourmet a la preparación y haciéndolos más saludables. También en algunos lugares se pueden encontrar postres elaborados con ingredientes tales como miel, pistachos, chocolate negro o quesos de almendra para poner solo algunos ejemplos, y por ello pueden considerarse comida gourmet, exquisita y con frecuencia más saludable que la convencional.

Algunos alimentos fermentados podrían considerarse también gourmet, como por ejemplo el chucrut, hecho de repollo fermentado, el kéfir de agua o de leche, el te de komboucha, el kimchi de vegetales fermentados o el tempeh de soya. Estos son alimentos que contienen bacterias muy beneficiosas para la digestión y la salud general, son hechos artesanalmente y no suelen conseguirse en todas partes. En nuestra cultura moderna resulta indispensable añadirlos a la dieta, no solo como una exquisitez gourmet con su característico sabor fermentado sino como una manera de introducir los tan necesarios pero tan escasos probióticos en nuestro organismo, debido a que la mayoría de alimentos ha sido empaquetado, esterilizado y pasteurizado en procesos industriales y por tanto no contiene bacterias benéficas.

En el caso de las carnes animales, pescados y mariscos, aunque algunos de ellos se consideran gourmet generalmente, nosotros consideramos que no son saludables, éticos en su producción, ni aptos realmente para la alimentación humana. Esto ha sido ya tratado extensamente en otros artículos de esta página como por ejemplo la Dieta Natural Humana.

Por otra parte, con frecuencia se argumenta que los alimentos orgánicos, artesanales o gourmet por su costo no están al alcance de todo el mundo. Sin embargo, debemos pensar algo. Esta comida ha sido producida de manera sostenible y responsable, es nutritiva y deliciosa. A veces más es menos. No por que compremos más comida vamos a estar mejor alimentados. Por tanto, es importante pensar en el origen y calidad del producto que compramos. Más teniendo en cuenta que el alimento es el combustible de nuestro vehículo corporal, único e invaluable. Si solo le damos alimentos de baja calidad, producidos con prácticas industriales malsanas, ¿qué salud y beneficios obtendremos de ellos? ¡Ciertamente ninguno!

La industrialización del campo y de la alimentación en general no ha traído nada bueno para la humanidad ni para la Tierra. Por el contrario ha devastado la salud de la población general, los suelos y ecosistemas y es uno de los principales causantes de cambios climáticos, extinción de especies, trato cruel de los animales en granas industriales, amenaza de extinción de las abejas, polución ambiental y de los ríos, envenenamiento de suelos y ecosistemas entre muchos otros desastres. La industrialización ha conseguido reducir los costes de la comida pero a un altísimo costo en todos los demás campos para todos, excepto para los dueños de las industrias. Es por eso que siempre es mucho mejor comer y apoyar comida orgánica, artesanal y gourmet.

Ahora bien, no es necesario que todo lo que compremos en el supermercado, a domicilio o en restaurantes esté en esta gama gourmet, artesanal u orgánica. Hay alimentos convencionales producidos de manera limpia y hasta cierto punto responsable. Para ese efecto debemos mirar las etiquetas y conocer medianamente su origen. También debemos elegir bien dónde comprarlos.

De cualquier manera, podemos incluir y cambiar algunos de los productos habituales convencionales por productos artesanales o gourmet en la medida de nuestras posibilidades y necesidades. De esta manera contribuimos a nuestra salud, al bienestar del planeta y obtendremos sin duda un gran deleite para nuestros sentidos y paladar.

 

Fuentes de Consulta:

 

Enciclopedia Gourmet, libro de Jesús Llona Larrauri

Superfoods, libro de David Wolfe

El Secreto de las Zonas Azules,  libro de Dan Buettner

Vino para Dummies, libro de Mary Ewing-Mulligan y Ed McCarthy

 

 

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10 Mitos falsos de la nutrición y la salud expuestos

por ®Salud Ancestral

 

A continuación expongo y analizo brevemente algunos de los principales mitos nutricionales y de salud modernos, los cuales no son más que eso, mitos, pero han sido perpetuados por décadas.

Por mucho tiempo la mayoría de las personas ha creído en ellos como si fueran axiomas, impulsados por la publicidad de la industria, los consejos de expertos y autoridades de la salud y la nutrición. ¿La consecuencia? Una salud general cada vez más deteriorada.

Comprendiendo cada uno de estos puntos y tomando las medidas necesarias la salud rápidamente volverá a su cauce natural.

Mito #1-El harina integral de trigo es saludable: el trigo moderno es una especie totalmente hibridizada, genéticamente manipulada para satisfacer las exigencias de la agroindustria y la pastelería. ya que asi es mucho más manipulable, productiva y barata que en su estado salvaje. Sin embargo esto acarrea numerosos problemas. El trigo, sea integral o no, genera picos muy altos de azucar en la sangre al ser ingerido, más altos que el azucar blanca incluso. Eso tiene consecuencias devastadoras para la salud. Además de eso contiene gluten, el cual es alergénico e indigesto. La única diferencia entre harina de trigo integral y blanca es que la última carece de fibra y de algunas vitaminas y minerales del harina integral. Sin embargo integral o no sigue siendo uno de los alimentos más nocivos para la salud y uno de los principales causantes de la epidemia de obesidad moderna. Más información sobre los peligros del trigo para la salud en este artículo: https://es.sott.net/article/24346-El-trigo-podria-danar-su-cerebro

Mito #2- Desde que se coman frutas y verduras no importa sin son orgánicos o no: aunque en apariencia todas las frutas y verduras son iguales, cuando uno examina con más detenimiento se da cuenta que un alimento orgánico y uno producido de manera agroindustrial son por completo distintos. El alimento orgánico es limpio, fue producido con aguas limpias, sin ningún quimico en la tierra ni pesticidas. Mientras que el alimento de cultivo convencional ha usado pesticidas y quimicos tóxicos y no siempre agua potable para su producción. Aparte de esto los suelos se van empobreciendo y dañando con las prácticas agroindustriales, los químicos, fertilizantes artificiales y pesticidas van en efecto dañando la tierra la cual se va volviendo estéril y carente de los minerales que necesita. Igualmente alimentos cultivados en estas tierras dan como resultado frutas y vegetales pobres en nutrientes. Por tanto hace toda la diferencia. Más informacíón sobre los alimentos orgánicos y las diferencias que tienen con los convencionales aquí: http://alimentos-organicos.com.ar/alimentos-organicos

Mito #3-Los alimentos transgénicos no afectan la salud: esta es una mentira muy peligrosa difundida no solo por la industria sino por algunas autoridades sanitarias, científicas, nutricionales y médicas a lo largo y ancho del mundo. El hecho de que uno no se muera inmediatamente por comerse una alimento modificado genéticamente no quiere decir que no haga daño. Eso sería como decir que fumar no hace daño porque no lo mata a uno de inmediato. Detrás de estas modificaciones se esconden oscuros intereses de la industria la cual maneja desde la producción de las semillas hasta los pesticidas con los que se rocian y en general toda la cadena de producción y distribución de estos supuestos alimentos que además son cultivados en extensisimas zonas como monocultivos dañando asi totalmente ecosistemas enteros e inutilizando con el tiempo las tierras. Además son los responsables de que hayan surgido en las últimas décadas plagas cada vez más resistentes a los pesticidas, de que los suelos estén cada vez más degradados y los alimentos contengan cada vez menos nutrientes. Numerosos estudios indican que los transgénicos tienen efectos devastadores para la salud, como es de suponerse, debido a que no son ya naturales sino alterados para la conveniencia de la industria, no pensando en la salud de los consumidores. Se ha comprobado que alimentos transgénicos con el tiempo causan daños en organos, tumores, daño renal, daño hepático, muerte prematura, entre otros graves problemas. Información completa sobre los gravísimos peligros e implicaciones de los alimentos transgénicos en este portal: http://transgenicos.mercola.com/

Mito #4-El cuerpo requiere gran cantidad de proteína: aunque el cuerpo precisa de la proteína con sus aminoácidos esenciales, ni de lejos la requiere en las cantidades que suele creerse y que se recomiendan. Los requerimientos proteicos del cuerpo son bajos, y esto lo prueba la fisionomía humana y también de los animales más fuertes y musculosos del mundo, los cuales no consumen proteína en alta cantidad, sino más bien clorofila. Sobrecargar al cuerpo de proteína tiene graves consecuencias para el sistema digestivo, el hígado y los riñones. Se puede leer mi artículo completo sobre el tema aqui: https://saludancestralblog.wordpress.com/2016/09/13/la-proteina-mitos-y-realidades/

Mito #5-Toda la grasa es mala para la salud y engorda: no todas las grasas son iguales. Las hay prensadas en frío o refinadas. Saturadas, poliinsaturadas o monosaturadas. De cadena larga o corta. Grasas trans, grasas oxidadas… Cada característica influye y modifica profundamente el resultado que tienen en nuestro cuerpo. Las grasas obtenidas por extracción en frio y de cadena corta o media son asimiladas de inmediato por el cuerpo, pasan al hígado y se transforman en energía, nada de ellas va a parar a grasa corporal. En cambio las grasas cocinadas, oxidadas, trans, refinadas sí son de lentisima digestiión y casi que no pueden ser asimiladas por el cuerpo yse convierten en grasa corporal fácilmente. Grasas saludables con grandes beneficios y que no se convertirán en grasa sino que al contrario ayudarán a eliminarla son el aceite de coco, el aceite de oliva, el aguacate y las nueces de macadamia para citar algunos ejemplos mientras que grasas como la de cerdo, la margarina, el aceite de canola, de girasol y de soya no son saludables. Se puede leer mi artículo completo sobre las grasas aquí: https://saludancestralblog.wordpress.com/2016/07/25/las-grasas-y-los-aceites-en-la-dieta/

Mito #6-La soya es excelente para la salud: contrario a lo que dice la publicidad la soya es un alimento nefasto para la salud. A no ser que se coma soya fermentada lentamente con procesos artesanales y no modificada genéticamente la soya hace estragos en el organismo a causa de sus estrógenos, inhibidores enzimáticos y antinutrientes. Es un alimento doblemente peligroso puesto que no solo en estado natural no es saludable sino que además ha sido modificado genéticamente en casi todos los casos. Para información más completa leer mi articulo sobre los peligros de la soya: https://saludancestralblog.wordpress.com/2017/03/28/la-soya-ese-gran-destructor-de-la-salud-y-el-medio-ambiente/

Mito #7- La leche aporta mucho calcio: la leche animal, aun cuando es una fuente muy alta de calcio al ser pasteurizada pierde ese contenido puesto que el calcio es desnaturalizado y vuelto inorgánico, así pues una forma que no puede ser aprovechada por el organismo, además pierde sus enzimas y vitaminas y sus bacterias probióticas. La leche es una fuente de alta calcio utilizable por el cuerpo únicamente si se toma cruda. En todo caso el ser humano es el único animal que toma leche de otras especies y después de destetado. No es un alimento indispensable ni natural al ser humano. Más información sobre la leche cruda y la leche pasteurizada: http://articulos.mercola.com/sitios/articulos/archivo/2016/04/23/leche-organica-vs-leche-cruda.aspx

Mito #8- La pasteurización mata las bacterias y hace las bebidas más saludables: aunque es cierto que la pasteurización mata las bacterias también es cierto que mata todo el resto, todos los nutrientes de una bebida como la leche o un zumo de fruta envasado. Mata las enzimas, bacterias probióticas, vitaminas, desnaturaliza la proteína y minerales. Además de eso con frecuencia las malas bacterias aprovechan y colonizan la bebida después de la pasteurización al no existir ya bacterias benéficas y patógenas conviviendo alli. De alli que muchas veces la leche aunque pasteurizada esté infectada con bacterias y virus patógenos. Este es mi artículo completo sobre las bacterias y su influencia en la salud humana: https://saludancestralblog.wordpress.com/2016/07/25/la-importancia-vital-de-las-bacterias-para-la-salud-humana/

Mito #9-El Sol es dañiño para la piel: no solo el Sol no es dañino para la piel al recibirlo en cantidades moderadas y condiciones adecuadas sino que es esencial para conservar la salud. El Sol es la fuente de toda vida y toda salud en la Tierra y no exponerse a él es un grave error que trae innumerables consecuencias negativas. La luz solar regula la producción de vitamina D, de numerosas hormonas, está relacionado con la salud de la piel, el sistema nervioso, el ánimo, el sistena inmune entre otros. Lo natural es exponerse a él, no esconderse como recomiendan algunos expertos hoy en día. Se puede leer mi artículo completo sobre el Sol y la salud aqui: https://saludancestralblog.wordpress.com/2016/11/03/el-sol-la-mayor-fuente-de-salud-y-vida/

Mito #10-Los endulzantes artificiales son mejores que el azúcar: aunque es bien sabido que el azúcar, en especial refinada, causa numerosos problemas de salud, la creencia de que los endulzantes químicos que se añaden a numerosas bebidas y preparaciones o que se venden en pequeñas bolsas para endulzar bebidas son mejores, dietéticos y no contribuyen a problemas de salud es completamente falsa. Endulzantes como el aspartame han sido objeto de numerosas quejas por parte de consumidores y objeto de estudios que lo han ligado a cuantos problemas de salud existen y a generar obesidad. El aspartame mata las neuronas. De hecho se podría decir que es una de las sustancias más letales del mercado. El jarabe de maiz alto en fructosa es otro endulzante ampliamente utilizado en gaseosas y productos como salsas y demás alimentos envasados que es causante de numerosos problemas de salud, muchos más que el azúcar convencional. Endulzantes como la miel pura orgánica, la stevia natural, la panela orgánica, la miel de yacón son en cambio opciones mucho mejores que estos endulzantes químicos y que el azúcar. Más información sobre el aspartame en este artículo: http://articulos.mercola.com/sitios/articulos/archivo/2015/03/24/el-aspartame-es-la-sustancia-mas-peligrosa-en-los-alimentos.aspx

 

Existen muchos más mitos y creencias erróneas respecto a la salud y la nutrición pero estos son los principales que urge conocer hoy día. Alimentarse se ha vuelto una compleja ciencia en medio de un mundo repleto de mentiras y en manos de una industria codiciosa, inescrupulosa, sin ética y una serie de especialistas que con frecuencia la respaldan y contribuyen a expandir estas peligrosas mentiras. Urge pues que cada uno conozca la verdad sobre estos asuntos para su propio bien y el de los ecosistemas de todo el mundo.

 

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La Importancia olvidada de las Tradiciones

por ®Salud Ancestral

Vivimos sumergidos en la modernidad hoy día con todas sus ventajas, pero también con sus enormes desventajas. La característica predominante de la vida moderna es la comodidad. Pero también lo es el estrés. Esta forma de vida actual con su enfoque utilitarista a pesar de sus grandes avances ha llevado sin embargo al mundo a un oscuro callejón sin salida del cual es preciso salir de manera individual y colectiva lo más pronto posible.

No es ningún secreto que muchas de las tradiciones del planeta se han perdido en medio de un mundo industrializado, cómodo, rápido y globalizado como en el que vivimos. El mundo se ha estandarizado y ya apenas si hay diferencia alguna en el modo de vida de un oriental y un occidental, de un habitante del trópico a un habitante de un país cercano a los polos, de un habitante de una gran ciudad y un habitante de un pequeño pueblo.

Se trata, por ejemplo, de mantener artificialmente la misma temperatura ambiente en todos los lugares de la civilización moderna a lo largo de todo el año con aires acondicionados o calefacciones con el fin de aumentar la comodidad de las personas. Se dispone de agua, electricidad y comunicaciones veloces a la mano dia y noche en cualquier lugar. La gente come parecido, viste parecido, vive de manera parecida e incluso piensa de manera similar en casi todas partes del mundo. La TV alcanza todos los rincones y dicta así mismo los patrones a seguir. A su vez el internet globaliza todo y permite el mismo acceso a todo para todos.

Todo se ha vuelto sumamente rápido, las comunicaciones, los medios de transporte, la comida, el trabajo, la vida en sí. Todo parece tratarse de aceleración y rendimiento. Cuanto más mejor. Hemos depositado nuestra confianza en máquinas, en lugar de en  la naturaleza y la sabiduría de los ancestros.

En este mundo de locura que gira y se mueve a toda velocidad poco parecen importar ya las tradiciones. El legado de los ancestros es visto apenas como curiosidad de estudio, expuesto como una antiguedad de museo y mirado con cierto desdén.

Evidentemente el mundo moderno tiene ciertas ventajas, hemos también logrado avances en el conocimiento y logros en diversos ámbitos de la vida y hoy en día gracias a la amplitud de información disponible tenemos también una mayor apertura mental en general. Y así mismo tampoco todas las tradiciones de todos los pueblos son ejemplos a seguir ni mejores necesariamente que lo que hoy en día tenemos. También existian y existen tradiciones erróneas, crueles e injustas entre muchos pueblos alrededor del mundo. Hay que mirar esto con discernimiento sin duda.

Y sin embargo es en la tradición donde quizás se pueda encontrar el camino de vuelta a una vida mucho más tranquila, saludable y plena.

Al observar las tradiciones y costumbres de diversos pueblos ellas son capaces de enseñarnos otra manera de vivir y de alimentarnos, distinta a la que conocemos. Una forma más lenta, artesanal, holística, sin conflicto. Cuando se estudia el estilo de vida de las poblaciones más longevas y saludables del mundo uno encuentra ciertos puntos en común no solo en su manera de alimentarse sino de vivir y de pensar. Y en todo caso las poblaciones que vivían desde hace décadas lejos de la civilización industrializada muestran todas rasgos de bienestar, salud y longevidad carentes en aquellos lugares donde el estilo de vida moderno se impuso.

Algunos de los puntos donde la gente es más longeva se encuentran en Okinawa en Japón, el pueblo Hunza en el Himalaya, Cerdeña en Italia, los Montes del Cáucaso al sur de Rusia, Icaria en Grecia, Nicoya en Costa Rica y Vilcabamba en Ecuador.

Las personas allí viven vidas más lentas y felices guardando sus tradiciones centenarias. Sus dietas se basan en alimentos frescos, orgánicos, con frecuencia producidos por ellos mismos, elaborados de maneras artesanales y con procesos aprendidos de sus ancestros que conservan o bien aumentan sus propiedades benéficas. De esta manera la dieta de los pobladores de estas zonas contienen muchas más enzimas, probióticos, vitaminas, minerales, clorofila y nutrientes en general que las de los habitantes de la mayoria de lugares del mundo moderno. Igualmente estos no contienen ni los pesticidas, hormonas, ni químicos contaminantes de los que están repletos los alimentos que se consiguen en los supermercados de las ciudades.

Las personas en estos lugares comen de manera pausada y moderada, no se atiborran de comida, suelen detenerse cuando el estomago está un 80% lleno. No varían demasiado de un día a otro lo que comen. Suelen acompañar de un buen vino producido localmente sus comidas. Cocinan y comen en compañía y recolectan de su huerto y árboles frutales una gran parte de sus alimentos. No comen alimentos procesados, refinados ni alterados genéticamente. Comen una rica variedad de alimentos vegetales. Las dietas ancestrales de estos pueblos no eran ni son vegetarianas, sin embargo se suele incluir muy poco la carne, a razón de pocas veces por mes o por semana. No explotaban a los animales de la manera sistemática e industrializada en que hoy se hace en casi todas partes. En varias de estas poblaciones se incluía e incluye la leche, en especial de cabra, pero cruda y de animales que pastan libres, la cual es completamente diferente a la leche comercial pasteurizada de animales inyectados con hormonas, antibióticos, alimentados con soya transgénica y con frecuencia encerrados y hacinados.

El estrés en estas poblaciones es prácticamente inexistente, la gente suele trabajar en labores artesanales o del campo, tienen una actividad física constante pero pausada al caminar o realizar sus trabajos, tienen lazos familiares, de amistad y sociales fuertes y saludables, basados en el respeto y la confianza.

En estas zonas se suele tener gran respeto por los ancianos, quienes se consideran fuente de sabiduría y consejo. La gente aspira a llegar a vieja y lo hace en verdad de manera saludable. Muchos superan los 100 años en pleno uso de sus facultades físicas y mentales.

Si retrocedemos un poco en el tiempo podemos ver que muchas culturas antiguas de tipo tribal a lo largo y ancho del mundo concebían y vivían la vida de otra manera muy distinta a como nosotros hoy día lo hacemos. Tenían un profundo respeto por la naturaleza,  a la cual no osaban dañar, por las tradiciones y por los valores ancestrales. Estas personas no tomaban de la naturaleza más de lo que necesitaban y eso marca una enorme diferencia con nosotros. La codicia nuestra en el mundo moderno y nuestras ansias de comodidad se han vuelto contra nosotros en forma de una mala salud, estrés y una corta vida.

Las tradiciones nos enseñan sobre los ciclos de la vida, sobre el respeto a todas las formas de vida, y sobre la importancia de los lazos; enseñan sobre la estrecha unión de todo cuanto existe. Enseñan que es mejor poco pero bien hecho, que más vale lento y que se disfrute que a toda velocidad pero sin gozo. Enseñan que poco importa saber mucho o teorizar, que más vale vivir confiando en la naturaleza y en la sabiduría de los ancestros, pues en la práctica esto demuestra ser mucho más efectivo y también mucho más agradable que la complejidad y fragmentación a la que nos hemos sometido con nuestro estilo de vida alejado de lo natural.

Las tradiciones llenan de sentido la vida al dar una explicación, un propósito, un norte y una guía a todo lo que sucede. Los mitos que acompañan la vida de las poblaciones que guardan sus tradiciones constituyen un eje central de la vida de la comunidad y crean fuertes vínculos y valores firmes en todos sus miembros. Esa confianza evita muchos de los conflictos y neurosis propios del mundo moderno, en donde aparte de los malos hábitos y del estrés, se suele carecer de un norte claro y existen fuertes contradicciones tanto en el individuo como externamente con el entorno, el cual se percibe como algo agresivo.

Un claro retorno a las raíces, a las tradiciones con sus mitos, sus formas saludables de vida, su respeto, su confianza, sus grandes valores, es precisamente lo que el mundo hoy en día precisa no solo para vivir una vida plena sino para salvarse de una inminente extinción, producto de un estilo de vida moderno y arrogante que ha negado de manera sistemática y por demasiado tiempo el rico legado de la sabiduría ancestral.

Fuentes de consulta:

– Tiempo para la Vida, la crisis ecológica en su dimensión temporal, libro de Jorge Riechmann

– El Secreto de las Zonas Azules, libro de Dan Buettner

– Lugares de la Tierra con Alta Longevidad: http://historiaybiografias.com/longevidad2/

http://historiaybiografias.com/longevidad2a/

– Longevity Now, libro de David Wolfe

– Nutrición y Degeneración Física, libro del Dr. Weston Price

– ¿Qué comen las personas más longevas del planeta?, Articulo de Mediataciones Culinarias:

http://www.meditacionesculinarias.com/2012/04/que-comen-las-personas-mas-longevas-del.html

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La comida y los ciclos festivos

por ®Salud Ancestral

 

Desde la más remota antigüedad la humanidad ha celebrado sus festividades de fin de año con abundantes cenas o comidas especiales. La calidez de las celebraciones se manifestaba ampliamente a través de una generosa comida compartida. Somos herederos sin duda de esta tradición aun en nuestro mundo moderno, pero la tradición ancestral ha sido gravemente trastocada.

Las festividades originalmente eran rituales comunales o familiares de gran alegría que solían conllevar alguna mística especial enraizada en las creencias de las gentes. Para ello se disponían alimentos y comidas y bebidas especiales distintas a las del resto del año. Y aun hoy es en parte así.

Pero hoy vemos como la industria se ha apoderado de la alimentación mundial, es lo que podemos observar sin más en los supermercados y la gran mayoría de los restaurantes de las ciudades. La comida es altamente procesada, no comida realmente natural y está muy lejos de ser saludable. Se estimula la sobreabundancia pero como parte de una estrategia comercial para que el consumo y las ganancias permanezcan constantes. Esto sin importar cual sea el costo para la salud y el medio ambiente. Y para este fin se usa especialmente y como lamentable excusa las festividades ancestrales.

Cuando uno mira con atención qué hay detrás de gran parte de la comida que se consume en Occidente hoy día se encuentra con que hay un factor común: la explotación. Puede ser explotación de los animales, de la Tierra o de los trabajadores, pero casi invariablemente la comida es producida en estas lamentables condiciones antes de llegar a nuestros platos. Y esta explotación se multiplica con ocasión de las festividades, en especial las de fin de año, con el fin de satisfacer una demanda desmesurada.

Los cultivos modernos alrededor del mundo entero han sido en gran parte modificados genéticamente, regados con pesticidas y abonos químicos altamente tóxicos, los productos de origen animal producidos en granjas industriales con gran crueldad hacia los animales, hacinamiento y condiciones miserables a la vez que los animales son inyectados con hormonas y antibióticos, todo lo cual pasa a los alimentos y a quien los consume.

De esta manera aunque se consuma exactamente los mismos alimentos que los ancestros, la calidad de los mismos ha descendido a un nivel de casi chatarra, de lo cual el cuerpo puede aprovechar poco como nutrientes y sí en cambio absorber mucho como veneno.

Otro punto importante tiene que ver con los tiempos de elaboración de los alimentos. En la antigüedad cada cosa se hacía con tiempo, artesanalmente y de esta manera la calidad del alimento y su contenido probiótico en especial era totalmente distinto al de los alimentos producidos hoy día en masa de manera industrial. Las levaduras llevaban días fermentando, lo cual permitía hacer panes ricos en bacterias benéficas, se fabricaban numerosas bebidas fermentadas, algunas especialmente para las celebraciones con contenido probiótico muy alto. Además de otros alimentos y vinagres fermentados, ricos en levaduras y bacterias beneficiosas. Todo esto incidía de manera muy directa en la salud de la población sin duda, pues el balance de bacterias en el cuerpo humano es una de las más grandes claves en la salud ancestral.

Es de vital importancia mantener las tradiciones ancestrales, tanto para la salud como para la conservación de la Tierra y de los bienes inmateriales de la humanidad, los principios naturales que permiten vivir armónicamente en comunidad. Vemos que en un mundo en el que las tradiciones han desaparecido en favor de la industrialización y la supuesta modernización de la sociedad la convivencia es cada vez más difícil y disarmónica, tanto entre los seres humanos como con el entorno. Se ha favorecido el comercio indiscriminado por encima de lo natural y del bien común.

Por ello si uno toma consciencia de esto puede hacer varias cosas para contrarrestar la destrucción tanto de las tradiciones ancestrales como del mundo mismo a manos de la industria. Lo primero que puede hacer es buscar una alimentación consciente, es decir que sea producida de manera justa y sostenible y preferiblemente de manera local. Es decir que el alimento se produzca lo más naturalmente posible y sin explotación de los animales, del medio ambiente o de los productores. Esto se logra normalmente buscando un proveedor local de confianza de alimentos, alguien que produzca alimentos orgánicos y sostenibles y que mantenga un comercio justo. Este simple cambio nos desliga de la comida transgénica, fumigada, sucia en cuya producción se devasta la Tierra y de alimentos producidos sin ética, con crueldad. Para quienes tienen espacio y tiempo cultivar la propia comida es una opción aun mejor.

Los antiguos en las sociedades tribales comían casi toda su comida producida localmente y también estacionalmente. Esto evitaba desbalances en los ecosistemas. Respetaban los ciclos y tenían el sentido común de mantener tan intacto como fuera posible el entorno. Veneraban a la naturaleza, a los árboles y a los animales y no los consideraban productos de consumo, sintiendo gran respeto por ellos y buscando la propia supervivencia sin afectar las otras poblaciones de seres con los que convivían.

Igualmente es importante para nosotros, habitantes del mundo moderno, evitar alimentos que se producen de manera masiva y favorecer a los pequeños productores, pues los alimentos masivos hoy en día suelen provenir de gigantescos monocultivos transgénicos que arrasan con los bosques y son totalmente insalubres para el medio ambiente y para el consumo humano. Cuando se reemplazan los aceites industriales por aceites prensados en frío provenientes de pequeños cultivos, cuando se reemplazan los alimentos hechos de soya o trigo por alimentos hechos con harinas más saludables y menos comerciales y cuando se compra orgánico y producido localmente entonces uno está migrando hacia lo tradicional y ancestral nuevamente, está fluyendo de nuevo con las leyes de la naturaleza y no con las leyes que impone a la fuerza el dinero.

Así mismo uno debe tener tiempo de preparar algunas cosas por sí mismo en casa. Alimentos y bebidas probióticos, ensaladas frescas entre otros alimentos caseros artesanales, frutas frescas y nueces deben estar presentes siempre en la alimentación, también en las fechas especiales. El hecho de celebrar no debe hacernos olvidar el sentido común, lo natural y la manera como funciona el cuerpo óptimamente, atiborrándonos de alimentos sin valor nutricional alguno.

Es completamente posible comer bien, satisfaciendo el paladar a la vez que las necesidades nutricionales reales del cuerpo, siguiendo el sentido común, la observación de lo natural y retomando las tradiciones perdidas en medio de un mundo que se ha apartado de ello con graves consecuencias. En la naturaleza existe gran abundancia, y si se aprovecha sabiamente es una abundancia constante y compartida.

Celebrar es en sentido tradicional exaltar la felicidad y compartirla con otros. No debemos por tanto olvidar que la Tierra es un lugar habitado por otros seres y que todo está en estrecha relación. Lo que se hace a uno afecta a todos. Por ello es de crucial importancia saber qué comemos y asegurarnos que provenga de una producción y de un comercio justo, sostenible, natural, armónico, que permita darle un sentido real y profundo de bienestar, abundancia y bondad a nuestras celebraciones anuales.

 
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